La Habana, 18 mar (Prensa Latina) Fidel Ramírez es hoy uno de esos héroes anónimos que nunca roba titulares, a pesar de ser una pieza importante en el comportamiento de su equipo en una temporada beisbolera.
Desde 1979 comenzó a ejercer la función de cargabates de los Industriales de La Habana, la escuadra más ganadora de títulos en Cuba con 12 trofeos nacionales, y a sus 65 años se mantiene activo, vistiendo el uniforme de las letras góticas en el pecho.
Un cargabates es el primero que llega y el último que se va. Debe garantizar que todo fluya perfecto en las prácticas y en los entrenamientos y responder por todos los implementos de juego, le declaró a Prensa Latina después de concluido el duelo entre Industriales y los Vegueros de Pinar del Río, en el capitalino estadio Latinoamericano.
Conocido como «El carismático de Guanabacoa» por su buen carácter y en alusión a su lugar de nacimiento, Ramírez ha dedicado toda su vida a esa labor, desde que siendo muy joven sufrió una lesión en el brazo y vio truncado su sueño de convertirse en un pelotero de Series Nacionales.
Un día estaba trabajando en mi municipio y llegaron buscando un cargabates para el equipo. Me lo propusieron y acepté, recuerda.
Así comenzó la historia de ese hombre de risa contagiosa que hoy guarda en su bitácora infinidades de anécdotas relacionadas con el elenco más mediático del béisbol cubano.
He sido compañero de cuarto de grandes estrellas como Pedro Medina, René Arocha, Lázaro Vargas y Alexander Malleta. Tengo muchas historias de las interioridades de este gran conjunto. Pudiera escribir un libro, dijo.
Ramírez confiesa que a pesar de trabajar todos estos años bajo las órdenes de muchos directores con personalidades muy diferentes, jamás ha tenido discrepancias y con todos se ha llevado muy bien.
La voz de un cargabates de experiencia la escuchan los peloteros. Nosotros tenemos muchas funciones dentro del terreno y en ocasiones damos señas en los partidos, señaló.
En esta temporada estrenó un casco con una protección especial en el rostro porque dice que ya está mayor y teme recibir algún golpe en medio de la vorágine de un desafío.
Dios dice: »cuídate que yo te cuidaré» y yo lo hago porque quiero estar saludable para continuar. Estoy enamorado de mi trabajo, esto es mi vida, apuntó emocionado.
»El carismático» deja su risa en la banca cuando se lanza la primera bola, su semblante cambia y su objetivo es que sus muchachos anoten la mayor cantidad de carreras.
En una jornada de nueve entradas no se sienta, corre a llevar los implementos en cada turno al bate, se posiciona cerca del círculo de espera a gritar consejos o a tratar de desconcentrar a los rivales y siempre está cerca del plato para indicarle al corredor que viene de la antesala si es necesario lanzarse a la arcilla.
El año pasado fue el único cargabates que logró llevarse a casa dos medallas, al alcanzar sus Industriales el segundo lugar en la LXII Serie Nacional y el tercero en la II Liga Élite, y aunque no conectó un imparable ni ponchó a un contrario desde el montículo, sabe que su aporte fue muy importante.
Nosotros vamos a dar siempre lo mejor, les pido confianza a los aficionados, dijo luego de la última derrota que posicionó a sus azules en el segundo escaño de la joven campaña, abrazados con otros cuatro conjuntos.